Muchos pedagogos, escritores, investigadores y hasta profesores están interesados en que la lectura se convierta en una actividad consuetudinaria en los pupilos, en los padres de familia no profesionales, y por qué negarlo, igual para quienes no tenemos el hábito de leer.
Las personas que pueden comprar libros desarrollan excelentes hábitos y valores al practicar la lectura como cualquier actividad en la cotidianidad, desarrollan pensamientos lógicos, tienen soltura en su expresión hablada y escrita, poseen un vasto conocimiento en casi todas las ramas del saber y por si fuera poco, continúan en la búsqueda de la verdadera verdad. ¿Y qué pasará con aquellos que ni para comer tienen? ¿De dónde obtener el privilegio de la lectura?
Los sitios de internet ofrecen bastante material para aprender, y surge el mismo problema, el pobre en recursos económicos jamás podrá acceder a estos sitios.
Los gobiernos del mundo tienen la obligación de enviar la señal de internet gratuita a todos los rincones del planeta, con solo enviar satélites al espacio, pues éste no es de nadie.
Estas páginas que estoy colgando son una muestra de que todos podemos leer y todos tenemos la capacidad para lograrlo. Leer un libro en internet no es un delito y bajarlo tampoco, siempre y cuando no lucremos con él.
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